Es una forma de mejorar el desempeño de los empleados y crear un mejor lugar para trabajar.
La mala salud mental puede afectar el desempeño laboral en forma de agotamiento, ausentismo, rotación, violencia en el lugar de trabajo y abuso de sustancias. Por otro lado, cuando los trabajadores gozan de buena salud mental, son más capaces de afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus propias capacidades, aprender y trabajar bien y contribuir activamente a sus comunidades.
Es por eso que una política para abordar los problemas de salud mental en el lugar de trabajo puede ayudar a las empresas a prepararse para el futuro del trabajo en un mundo que cambia rápidamente.
Comprender la salud mental
Según la Organización Mundial de la Salud, “la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus capacidades, aprender y trabajar bien y contribuir a su comunidad. Es un componente integral de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, construir relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es un derecho humano básico. Y es crucial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico”.
Cada año, millones de personas padecen algún tipo de enfermedad mental. De hecho, el Informe sobre el estado de la salud mental de la fuerza laboral de 2023 de Lyra Health reveló que el 86% de los trabajadores en los Estados Unidos han experimentado al menos un problema de salud mental durante el año pasado.
Cada empleado es responsable de fomentar un ambiente de trabajo productivo y armonioso. Esto implica ser consciente de la propia salud mental, obtener la asistencia adecuada cuando sea necesario y ser sensible y solidario con los demás en el trabajo.
Qué debe cubrir una póliza de salud mental
Al contar con una política de salud mental bien definida, las empresas pueden promover y apoyar el bienestar de los empleados.
Dicha política debería abarcar directrices sobre riesgos psicosociales, formación pertinente, asistencia a los empleados, confidencialidad y divulgación limitada.
Por ejemplo, una política de salud mental debe incluir capacitación relevante para fortalecer las capacidades, crear conciencia y brindar oportunidades para reconocer y actuar tempranamente ante las condiciones de salud mental en el trabajo. Además, directrices claras sobre asistencia a los empleados garantizan un fácil acceso a servicios de asesoramiento y recursos de salud mental. Además, la política debe describir explícitamente los casos cubiertos con divulgación limitada para mantener la transparencia y la rendición de cuentas.
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