Las posibilidades que brinda una impresora 3D, creando objetos personalizados a medida, son inmensas, ampliando las fronteras de la experimentación y capacitación. Este fenómeno, que lleva ya tiempo en el mercado y crece año a año a un ritmo vertiginoso, se caracteriza por abrir el juego a múltiples posibilidades y a la creación de todo tipo de productos.
En la actualidad venden 5.000 impresoras por mes en el mercado nacional, según datos de la firma Trimaker. Estas son cifras aproximadas, teniendo en cuenta las importaciones de este segmento, las vendidas por fabricantes nacionales y datos de fabricantes de filamentos, ya que no hay un organismo a nivel nacional que mida esta incipiente industria.
Básicamente, las máquinas que imprimen en 3D posibilitan la fabricación de todo tipo de objetos, comúnmente en plástico por cuestiones de costo; aunque también materiales más resistentes, a partir de un modelo digital diseñado en computadora.
Entre los productos o accesorios que se pueden crear habitualmente hay repuestos, elementos de marketing, objetos dinámicos y hasta estructuras para robótica. “El primer uso que le di fue para fabricar un repuesto que se había dañado en mi casa. Luego realice repuestos para algunos equipos en el área de odontología“, contó la bioingeniera Natalia Kappes, Directora de Minna Labs, que habitualmente trabaja con este tipo de maquinaria.
Y agregó: “Actualmente la utilizo para enseñar a niños y jóvenes esta tecnología, con el objetivo de que ellos observen como pueden diseñar una idea que tienen y luego tenerla físicamente mediante la impresión 3D, sea el producto final o partes de un objeto en el que combinan diversos materiales”.
En el campo de la medicina, por ejemplo, brinda la planificación pre-quirúrgica de patologías complejas, el modelado anatómico a escala real del problema a resolver, facilita conocer la anatomía alterada y -mediante la realización del simulacro pre-quirúrgico- proporciona una mejor comprensión de la enfermedad.
Tipos y modelos: ¿qué impresora 3D comprar?
Las primeras máquinas de este tipo eran grandes y caras de utilizar, con el tiempo gracias a la mejora en la tecnología el coste de la impresión 3D disminuyó hasta ser posible tenerlas en el hogar.
En cuanto a la calidad de los materiales estos también mejoraron. Ahora, aquel que quiere adentrarse en este mundo tiene al alcance una gran cantidad de filamentos para crear todo tipo de modelos de manera fácil. Esto permitió que pequeños negocios puedan fabricar sus propios objetos en 3D para diversos usos.
Hay diferentes tipos de impresora 3D, pero la ideal para aquel que recién se quiere iniciar en esto son las impresoras FDM, la cuales utilizan termoplásticos para funcionar y son las más comunes en los hogares.
“Primero por precauciones de seguridad ya que los materiales utilizados en las impresoras de resina pueden ser tóxicos si no se está preparado tanto los requerimientos del ambiente como los de protección del usuario. En segundo lugar por practicidad de uso y costos. Los materiales son más accesibles, económicos y se fabrican en Argentina”, asegura Kappes.
Estas impresoras hacen uso de los filamentos de plástico PLA y ABS, aunque también se ha llegado a utilizar filamentos de madera, corcho e incluso el café.
Las impresoras SLA en cambio se basan en el uso de resinas, sus acabados son mucho mejores y permiten un mejor prototipaje. A día de hoy la SLA son ampliamente utilizadas para que no requieren color y en especial por los aficionados a las miniaturas y el modelismo, que suelen pintar ellos mismos los modelos que utilizan.
Asimismo, las impresoras SLA suelen ser cerradas por los gases nocivos que genera la resina al calentarse. Por lo que son mucho menos seguros y no son recomendadas para manos inexpertas.
Sin embargo, como toda tecnología, la evolución e innovación es constante. Tal es así que expertos del sector desarrollaron una nueva impresora, que lleva al mercado para mejorar todos los procesos: agilizándolos, disminuyendo los costos y automatizando la producción.
Por ejemplo, la Nébula Plus Cloud, de Trimarket, es la mejor impresora 3D para emprendedores del mercado. La única que puede ser controlada desde cualquier parte del mundo: sacar fotos para monitorearlas, detener impresiones, enviar a imprimir, entre otras funciones, convirtiéndose así en un producto dinámico, con actualizaciones periódicas para tener cada día un producto más completo. Se consigue a 83.900 pesos.
También se comercializan los modelos de Creality, Prusa, Tronxy, Anycubic, Formlabs, Elegoo y Sirius. En cada caso y dependiendo del modelo, los precios van desde los 60.000 hasta 315.000 pesos en tiendas especializadas de Mercado Libre.
En el ámbito industrial las más sofisticadas se utilizan por el nivel de detalle y materiales para moldes de fundición, odontología, ortopedia, también se imprimen biomodelos para planificación pre quirúrgica, entre otros.
Cómo empezar a imprimir en 3D
Una vez elegido el modelo de acuerdo al presupuesto y la utilidad que se le dará, para imprimir objetos habrá que necesitar un programa de diseño asistido por una computadora o CAD que modelará el objeto en tres dimensiones.
Luego, el proceso con una de estas máquinas es una curva de aprendizaje. Desde ensamblar y calibrar, hasta setear los materiales según las propiedades y la configuración de la pieza que se imprimirán.
“Se trata mucho de prueba y error. Aunque alguna ayuda ofrecen los softwares de las máquinas que vienen con una configuración ya hecha y uno les coloca o quita algunos ajustes según propósito”, remarca Natalia Kappes.
Como las impresoras 3D imprimen los objetos por capas, donde cada uno se encima al otro para que el modelo real incremente su altura. Al contrario de otros métodos, no estamos hablando de fundir un objeto en un molde o esculpir sobre una piedra.
Esto hace que sea necesario el uso de software que toma el modelo original y lo convierte en un formato de archivo donde se define como son cada una de las capas que forman el objeto a imprimir. Al proceso lo llamamos Slicing y este tipo de aplicaciones Slicers.
En la actualidad existen los programas Autodesk Maya, Blender, FreeCAD, el popular AutoCAD utilizado por los arquitectos e incluso Rhinoceros que es altamente popular entre los diseñadores de joyas, aunque también podéis optar por el fácil aunque simple TinkerCAD de Autodesk.
Otro método que se utiliza son los escáneres 3D. Estos son cámaras que utilizan CCDs de infrarrojos o de tiempo de luz para medir la distancia de cada objeto respecto a la cámara, para así tener un modelo volumétrico del objeto.
Es una técnica que se utiliza mucho en medicina para tener imágenes en 3D, pero debido a que no se basa en polígonos, sino en vóxeles requiere la transformación del modelo a uno poligonal o basado en triángulos para poderse manipular después en un programa de CAD.
Frente a las necesidades de los usuarios, la bioingeniera Kappes recomienda adquirir una de estas impresoras para realizar prototipos o también un objeto funcional en algunos casos en escala hogareña.
“Si quiero emprender con una impresora 3D puedo hacerlo, debo analizar el mercado al que quiero apuntar y estudiar las posibilidades de crecimiento económico en el área que quiero trabajar”, concluye la bioingeniera entrerriana.
SL