Tue. Aug 27th, 2024

Para jóvenes y ciertos rangos de adultos, pantallas representan su enfoque principal de entretenimiento y trabajo diarios. Esta necesidad de estar siempre frente a un dispositivo iluminado se vio potenciada por la pandemia y sus efectos siguen presentes en muchos consumidores.

Es tan pasan los argentinos 9 horas y 38 minutos diarios mirando diferentes pantallas, lo que equivale a aproximadamente 147 días al año. Es el quinto país del mundo que más las utiliza, por detrás de Sudáfrica (10 horas y 46 minutos), Filipinas (10 horas y 27 minutos), Brasil (10 horas y 19 minutos), según la consultora. Lista Ordenada.

Un estudio del Instituto Gino Germani de la UBA consultó a los padres al término de la pandemia sobre los límites tecnológicos impuestos a sus hijos y todos reconocieron que durante ese período los niños podían usar los dispositivos con más tiempo del habitual.

Por eso, la salida de la pandemia generó en los argentinos un profundo proceso de intoxicación tecnológica del celular, la tele y la computadora, que junto al sedentarismo son “los peores vicios difíciles de abandonar”, según la firma Preparación.

La muestra indica que el 47% de los encuestados se mostró demasiado consciente y dependiente del consumo de pantallas, mientras que el 38% dijo pasar mucho tiempo conectado.

Adicción a la pantalla: las consecuencias negativas

El celular, la tablet y la computadora, los dispositivos preferidos. Foto EFE

“Está claro que la pandemia ha alterado el equilibrio entre la vida laboral y profesional. Cuando se rompe ese equilibrio, principalmente por sumar trabajo en casa, aparecen muchas consecuencias que conllevan una mayor atención a la pantalla, estar siempre conectado, algo que no es tan fácil volver a empezar, una vez instalada”, analizó. Juan Gallo MartínezCEO de Preparación Global.

Debido a esta dependencia cada vez más sostenida de las pantallas, un estado de mayor estilo de vida sedentariodonde los argentinos pasan más tiempo en casa, reducir la actividad física, o ni siquiera tienen el coraje de hacer actividades al aire libre o simplemente mudarse a otro lugar. Así lo afirmó el 31% de los encuestados.

Las principales consecuencias de esta necesidad de quietud, a la que ahora se suma también el frío, según la encuesta, tienen que ver con una desorden en los horarios (alimentación, descanso, recreación, con 19%), desequilibrio en la dieta (mayor consumo de grasas, dulces, hidratos de carbono, con un 18%).

El celular reemplazó la comunicación y otros juegos físicos entre los más jóvenes.

También existe un desequilibrio entre el trabajo y la vida personal, con una invasión del tiempo de trabajo en momentos o espacios que una persona solía tener para el ocio, también con un 18%. Por su parte, el 8% de los encuestados manifestó haber incrementado su consumo de bebidas alcohólicas.

Gestionar adecuadamente el tiempo dedicado al uso de dispositivos electrónicos es una tarea diaria. Es posible, por ejemplo, establecer pactos familiares, planes de uso medido de las redes sociales y control parental, que permitan establecer reglas y límites de uso, y facilitar el diálogo, permitiendo plantear dudas, inquietudes e intereses.

“Es importante segmentar y redirigir el tiempo hacia un equilibrio que devuelva la estabilidad, para ello es clave adoptar hábitos saludables, como salir de casa en el tiempo libre para hacer actividad física, ver amigos o simplemente caminar”, concluyó Galo Martínez.

SL

Related Post

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *