A medio camino entre la distopía y la fantasía, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Ciencias Integrales de China asegura el desarrollo de una inteligencia artificial (IA) capaz de leer la mente de las personas y medir la lealtad ciudadana al Partido Comunista Chino (PCCh).
Beijing quiere saber si los miembros del partido son receptivos a la ideologíay también tiene previsto aportar datos reales para que se mejore la educación política.
El objetivo principal, aunque contradictorio, apunta a aumentar la confianza de los políticos escuchar, seguir y agradecer la diplomacia.
Según The Times de Londres, el Centro Nacional de Ciencias Integrales de Hefei indica que dicha IA se basa en la lectura de ondas cerebrales y expresiones faciales conocer la reacción de los sujetos.
La inteligencia artificial que puede leer la mente de los políticos. Foto; Yo robot.
De esta manera, podría determinar qué tan dispuestos están los miembros del movimiento político comunista en ese país a recibir la educación proporcionada.
Esta información procedía de un artículo acompañado de un vídeo que ha sido borrado por el propio centro, según informa el diario británico.
Desde el centro de Hefei han involucrado a 43 miembros del Partido Comunista para probar esta IA, donde los usuarios se sientan frente a una pantalla y miran artículos que muestran los logros del partido. Los resultados juzgarán a los integrantes para saber si aceptar el pensamiento político.
Lectura de la mente: casos similares
El Partido Comunista Chino quiere controlar el pensamiento. foto EFE.
Una vez más, el gigante asiático fue duramente cuestionado por implementar tecnologías cuya función podría ser el control de la población, como es el caso del sistema de crédito social.
En 2021, se descubrió que estaba detrás de una IA judicial, que actuaría como fiscal para acusar a presuntos delincuentes de más de 97% de precisión.
Algunos medios internacionales señalan que un alto funcionario del gobierno también reveló que Beijing estaba utilizando biotecnologías emergentes para tratar de desarrollar aplicaciones militares que incluían “edición de genes, mejora del rendimiento humano e interfaces biónicas”.
El año pasado, el Departamento de Comercio de EE. UU. sancionó a varias instituciones chinas por ayudar al desarrollo de la biotecnología, incluidas las “sospechosas armas de control cerebral”.
La acción destaca cómo las empresas privadas en los sectores de tecnología de vigilancia y defensa de China están cooperando activamente con los esfuerzos del gobierno para tomar medidas enérgicas contra los miembros de los grupos minoritarios étnicos y religiosos.
El caso más reciente es el de Tiandy, que ha sido cuestionado por ser una herramienta poco ética. Este sistema de IA utilizado por el gobierno chino para reprimir al grupo minoritario uigur en la provincia de Xinjiang, junto con el software de reconocimiento facial de Huawei, las tecnologías de IA de detección de emociones y muchos otros.
La vigilancia no se limita solo a los estados autoritarios, y los proyectos de “ciudades seguras e inteligentes” han encontrado un nicho en muchas democracias. Aun así, es probable que el tecnoautoritarismo resulte difícil de controlar.
SL