la inteligencia artificial no es skynet, no es una súper inteligencia o autoconciencia. Incluso hay un chiste que dice que es todo lo que una computadora no puede hacer: una vez que lo hace, deja de ser computadora para naturalizarse. Lo que está claro es que no existe una definición única. Y eso es problemático.
Si bien es cierto que no existe (todavía) como en algunas películas, lo que sí logró dar un paso adelante es otra de las propuestas de uno de los padres de la informática moderna, alan turing: el de una máquina que puede aprender, lo que se conoce como aprendizaje automático. De eso se trata ChatGPT.
“IA abierta es el nombre de un laboratorio de investigación y desarrollo de inteligencia artificial con el objetivo explícito de poner los programas a disposición del público en general. Se trata de evitar que un posible riesgo existencial que produce la IA se agrave con la concentración de estos recursos en unas pocas corporaciones”, explica a Clarín Javier Blanco, Doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad de Eindhoven, Países Bajos.
Este tipo de sistema, posible gracias al impresionante avance de la potencia informática, constituye una disciplina que toma grandes volúmenes de datos ya disponibles para construir un programa que pueda reconocer patrones comunes y crear nuevos datos.
“ChatGPT es un ejemplo de programa capaz de sostener diversos diálogos en lenguaje natural. Por un lado, el sistema ha sido entrenado para este diálogo mediante técnicas en las que participa el ser humano, tanto en el acceso a conversaciones de las que aprender como en el posterior proceso de evaluación y mejora de las interacciones”, añade.
“La enorme eficiencia de estos sistemas es un tanto sorprendente dada la poca sofisticación computacional que tienen, y se sustenta en tener grandes bases de datos debidamente clasificadas (por métodos humanos o no) de las que aprender”, explica.
Y si bien existen usos avanzados como el descubrimiento de enfermedades en los estudios médicos hasta juegos complejos como el ajedrez, existen otras aplicaciones cotidianas que varios expertos han comenzado a vislumbrar: desde escribir un correo electrónico del trabajo incluso negociando una multa, o inventando un cuento para los más pequeños, incluso programando.
aqui, que es ChatGPT5 usos disruptivos y, también, los riesgos que conlleva esta inteligencia artificial.
Escribir un correo electrónico de trabajo
A muchos oficinistas les resulta difícil expresarse por escrito. En más de una ocasión, escribir un correo electrónico puede ser un problema. Y más si es para justificar alguna plazo tarde.
ChatGPT es un especialista, al parecer, en dar explicaciones convincentes e incluso en inventar algún motivo para salir del apuro. Basta especificar las condiciones que desea el usuario.
Incluso si no está satisfecho con el resultado, siempre puede pedirle que lo haga nuevamente y generará contenido nuevo.
Inventa un cuento para dormir
“¿Puedes contarme una historia?” Es una pregunta que ha puesto en aprietos a más de un padre o una madre. ¿Qué inventar para poner a dormir a un bebé?
ChatGPT es bastante eficiente y, desde diferentes entradas (órdenes, direcciones) puede hacer un trabajo bastante respetable.
ChatGPT en la cocina
Varios usuarios informaron que la herramienta permite crear recetas diferentes para cada diaincluso advirtiendo de las compras que se deben realizar.
Para los que se cuidan haciendo dieta, también se pueden hacer planes de alimentación (previo paso por un médico que dé indicaciones, claro).
negociar multas
Esta es quizás una de las funciones más interesantes y se está probando fuera del país. Es un complemento, una extensión del navegador, que te permite negociar una multa: “El primer abogado robot.”, explican sus creadores.
Es nombrado “NoPague.com“, cualquiera “no pague punto comy, según informan, cuenta con varios casos de éxito.
escribir código fuente
Los programadores advirtieron que ChatGPT es eficiente escribiendo código fuente y también haciendo lo que se llama “depurar”, es decir, corregir errores.
“Puede escribir software, depurar código e incluso escribir en lenguajes que ni siquiera los desarrolladores conocen”, explicó un experto.
Por supuesto, todo esto hay que tomarlo con pinzas: es una herramienta, y como tal, propenso a errores.
¿Qué riesgos reales conlleva esta IA?
El miedo colectivo a que una inteligencia artificial se vuelva contra su creador, es decir, contra el ser humano, es infundado.
“El llamado ‘riesgo existencial’ que surge de la posibilidad de autorreproducción y autonomización de las inteligencias artificiales hoy no tiene sustento. Ficciones como terminadordonde un sistema toma conciencia de sí mismo y adquiere deseos destructivos, no pasa de ser un mirada antropomórfica de sistemas cognitivos cuyos principios operativos son diferentes y no involucran formas perceptivas o emocionales concomitantes con la existencia humana”.
Pero algunos problemas aparecen en áreas específicas, como la educación: “Este tipo de tecnología sí posibilita múltiples posibilidades tanto de uso como de evolución. hay un preocupación en las instituciones universitarias dado que pueden producir elaborados textos académicos de una calidad posiblemente superior a la de los estudiantes universitarios, poniendo en entredicho una de las formas de evaluación más difundidas en las facultades de humanidades, especialmente en el hemisferio norte: la redacción de ensayos”, advierte Blanco.
“Este es finalmente un ejemplo menor de las disrupciones que estas tecnologías pueden producir en diferentes prácticas sociales e institucionales. Las variantes del aprendizaje automático también provocan todo tipo de transformaciones en los más variados campos, incluyendo áreas sensibles como la política o la economía”, apunta.
Por lo tanto, existen algunas advertencias cuando se trata de grandes volúmenes de datos. “El uso de datos masivos para conocer, por ejemplo, la preferencias electorales o incluso inducirlos es transformar la democracia representativa al desplazar ciertas formas tradicionales de construir debates y redistribuir el poder para convencer a grandes masas de la población”, advierte.
“Él mercado bolsa de Valoresque además ejerce una influencia desproporcionada en las economías locales, hoy depende para su funcionamiento de complejos algoritmos cuya evolución acelerada los hace a la vez más incomprensibles”, dice el experto.
“Por ejemplo, cuando el programa Deep Blue ganó una partida contra el campeón mundial de ajedrez Garry Kaspárov, saltaron las alarmas sobre el futuro de este juego. Hoy se sabe que ningún jugador humano puede ganarle a los mejores programas actuales, de hecho los jugadores humanos aprenden estudiando cómo juegan estos programas y su habilidad de juego ha mejorado mucho en la actualidad gracias a esta interacción”, advierte.
“Algo similar está sucediendo con el juego de go. Dada su complejidad combinatoria, solo recientemente se pudieron construir programas capaces de vencer a los humanos utilizando, a diferencia de Deep Blue, tecnologías de aprendizaje automático (los programas actuales para jugar al ajedrez también utilizan el aprendizaje automático)” , él añade.
Respecto a la gratuidad del programa, Blanco cierra: “No tengo dudas de que la mejor apuesta es tener herramientas libres (gratuitas y abiertas) que implementen estos programas, que sería bueno complementar con diferentes programas de enseñanza (formal e informal) y de comunicación pública de la ciencia (computacional, en este caso)”.
“Es la mejor manera de integrarlas productivamente a las prácticas humanas y abrir posibilidades para los mejores futuros posibles. Hay muchos riesgos, pero no se evitarán dejando las mejores tecnologías en manos de unas pocas megacorporaciones informacionales” , el cierra.
SL