La retención general e indiscriminada de datos de telecomunicaciones es el instrumento más invasivo de la privacidad y la medida de vigilancia menos popular jamás aplicada en la Unión Europea (UE).
Las leyes de retención de datos exigen la recopilación indiscriminada de información confidencial sobre los movimientos de las personas, los contactos sociales y comerciales.
Eso incluye registrar datos de las comunicaciones de las personas con médicos, abogados, consejos de trabajadores, psicólogos, líneas de ayuda y otra información privada que afecta a millones de ciudadanos que no son sospechosos de ningún delito.
Según una encuesta reciente, la oposición pública a esta política de vigilancia general es mayor en Austria, los Países Bajos y Alemania (el 51 % se opone a la vigilancia general y el 31 % la apoya).
Alemania ha estado investigando y procesando delitos sin retención de datos durante más de 10 años. La tasa de resolución de delitos no disminuyó cuando la Corte Constitucional anuló la primera ley de retención de datos en 2010.
En 2015, el gobierno reintrodujo la legislación sobre retención de datos, pero nunca se implementó debido a fallos judiciales. Se espera una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea pronto, y el actual gobierno alemán, compuesto por socialdemócratas, verdes y liberales, está debatiendo qué enfoque seguir.
¿Cómo procederá el gobierno de Alemania?
Si bien la coalición gobernante alemana acordó reemplazar la actual ley de retención de datos, no debe ser reemplazada por un escaparate como en Dinamarca o Bélgica, donde una nueva generación de leyes de retención de datos solo pretende cumplir con los requisitos de los tribunales de la UE, pero en la práctica pretenden continuar con la vigilancia masiva indiscriminada.
El acuerdo de coalición admite la retención de datos de comunicaciones “sobre una base ad-hoc y por orden judicial” únicamente. El partido liberal del ministro de justicia alemán, Marco Buschmann, propone un enfoque de “congelación rápida” en el que los datos se almacenan solo en caso de sospecha.
Sin embargo, la ministra socialdemócrata del interior, Nancy Faeser, ha estado abogando por la recopilación indiscriminada de información en cada conexión a Internet (“retención de datos de IP”). Las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, del mismo modo, están pidiendo tal vigilancia masiva digital, refiriéndose a las necesidades de protección infantil.
Los defensores de la vigilancia masiva quieren hacernos creer que los perpetradores están a salvo a menos que toda la población esté bajo vigilancia. Esto impide el debate urgentemente necesario sobre medidas específicas de prevención y protección infantil. La legislación sobre vigilancia masiva parece una salida tecnológicamente fácil y barata, mientras que asignar los recursos adecuados para la prevención y el enjuiciamiento es difícil, costoso y políticamente menos gratificante.
La vigilancia masiva no es una solución
Se necesita mucho más para proteger mejor a los niños. Necesitamos mejorar la notificación y aumentar la conciencia general porque la cantidad de casos no informados es alarmantemente alta. Necesitamos mejorar la cooperación de las autoridades, promover a los oficiales de protección infantil y aumentar la financiación para los centros de asesoramiento y trabajo social. Lo que se necesita son investigaciones competentes y rápidas. La vigilancia masiva no es necesaria ni es una solución.
Hemos visto éxitos policiales notables contra los perpetradores de abuso sexual infantil recientemente, especialmente en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Estos éxitos se lograron como resultado de investigaciones específicas, no por la retención indiscriminada de datos. En enero de este año, el gobierno de Alemania publicó estadísticas sobre las tasas de resolución de delitos. En los años 2017 a 2021, solo el 3% de las investigaciones de material de abuso sexual infantil (CSAM) no pudieron llevarse a cabo debido a la falta de registros de direcciones IP.
No hay evidencia de que la retención de datos de PI haga una contribución estadísticamente significativa a las tasas de resolución de delitos. La obligación de retención de datos de PI que estuvo en vigor en 2009 no aumentó la tasa de autorización. Junto con Gegen-Missbrauch eV, la asociación alemana para víctimas, socios y opositores del abuso sexual infantil, y Sebastian Heimann, director de la Asociación Alemana de Familias, hay expertos en protección infantil que están de acuerdo en que la retención de datos no es lo que se necesita.
El año pasado, el público se enteró de que la policía no estaba solicitando la eliminación de material conocido de explotación sexual infantil y “pornografía infantil”. Esta inacción es escandalosa e irresponsable.
Desafortunadamente, bajo la influencia de una presión masiva, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas autorizó la retención indiscriminada de todas las direcciones IP utilizadas en línea. La importancia de las direcciones IP para salvaguardar nuestra privacidad en línea se subestima ampliamente.
Libertad de expresión
Las direcciones IP constituyen nuestras huellas digitales y de pies en Internet. La recopilación sistemática de datos de IP, junto con los registros web que mantienen las empresas de Internet, permite la identificación de una persona, el seguimiento de sus actividades diarias en línea, la identificación de los remitentes de correos electrónicos, la localización de ciudadanos y la creación de perfiles. Por lo tanto, la retención sistemática de todas las direcciones IP es una profunda intrusión en la privacidad de los ciudadanos.
La capacidad de utilizar Internet de forma anónima es esencial para la libertad de expresión y de información. Los ciudadanos deben tener la capacidad de intercambiar información de forma anónima con la prensa, las autoridades, los despachos de abogados, los centros de asesoramiento y los médicos, de buscar asesoramiento y ayuda de forma confidencial y de poder informarse y expresarse sobre cualquier tema. La retención de datos de IP eliminaría este anonimato para los ciudadanos que no tienen los conocimientos técnicos suficientes para enmascarar sus huellas digitales.
Los efectos de la retención de datos van mucho más allá de la vulneración del derecho individual a la privacidad. Tienen un efecto escalofriante en la sociedad democrática. Una encuesta realizada por nueve estados miembros de la UE, publicada a principios de este año, subrayó que la retención de datos causa problemas sociales de gran alcance porque disuade a las personas de participar en comunicaciones privadas. Cuando las personas en situaciones de crisis no tienen acceso a los servicios de consulta de forma anónima, puede generar violencia y poner en peligro vidas humanas.
Necesitamos encontrar un mejor enfoque para las investigaciones digitales que realmente respete la privacidad y las libertades de los ciudadanos. Con una tasa de resolución de delitos de más del 90 %, Alemania demuestra que es posible tomar medidas contra la circulación de MASI sin la retención indiscriminada de datos. Debemos oponernos a la vigilancia masiva, por nosotros y por las generaciones venideras.