La facilidad con la que los dispositivos tecnológicos han entrado en los hogares no revela el impacto que su uso tiene no solo en los adultos sino especialmente en los niños. Es habitual ver a niños pequeños entretenidos con una tablet.
Los dispositivos están diseñados para mantener la atención, son entretenidos y útiles para que los padres agilicen sus tareas. Sin siquiera darse cuenta, se acomodan en la rutina del desayuno, en el auto, de camino a la escuela, y de regreso, para relajarse. Y en la cena. Y en el tiempo antes de dormir.
Los niños no deben estar expuestos a las pantallas. antes de los dos años. Según la OMS, la institución de salud más grande del mundo. Y, puntualmente, antes de cinco años. Unicef ha hecho sonar la alerta: es urgente tomar conciencia y poner límites porque de ello depende el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.
“Los profesionales implicados en la infancia estamos muy preocupados por las consecuencias de la sobreexposición a las pantallas en el crecimiento de los niños y nos hemos unido para redactar un manifiesto”, explica Anna Ramis, impulsora del mismo.
Es conveniente que los menores utilicen tabletas.
Las guarderías y escuelas infantiles están recibiendo a niños que ya dan síntomas de estar afectados, y la pandemia lo ha agravado. retrasos en el idioma, falta de atención, baja frustración, irritabilidadDificultad para relacionarse y establecer vínculos.
Anna Garrido, profesora en Olesa de Montserrat, forma parte del equipo detrás del manifiesto.
“Los niños pequeños son como esponjas, antes de otras experiencias primero deben explorar e interactuar con el entorno y con las personas”, dice. Considera positivo acompañar a las familias a desmontar falsos mitos como “es un nativo digital” o, más comúnmente, “lo pongo en inglés para que aprenda”.
Estudios previos
El único estudio grande jamás realizado sobre el impacto de las pantallas se publicó en 2019, en Canadá, y mostró que cuanto más niños de 2 a 3 años estaban expuestos a los dispositivos, más peor fue su desarrollo de 3 a 5 años en áreas como comunicación, habilidades motoras, resolución de problemas y habilidades sociales.
“Aún no se conocen los efectos de la hiperestimulación o adicción conductual en niños tan pequeños”, advierte Ramon Capdevila, vicepresidente del área profesional de la Sociedad Catalana de Pediatría.
Es tan novedoso que, desde un punto de vista psicológico, existe una definición de “juego patológico online” en el DSM 5, pero no la de “uso patológico o adicción”.
Las tabletas, una herramienta de doble filo. Foto David Fernández
Capdevila advierte del riesgo de que las aplicaciones, capaces de monitorizar la velocidad de los dedos, reconozcan que el usuario es un niño, por la posibilidad de mantenerlo cautivo.
Las escuelas infantiles ven a los niños que usan dispositivos regularmente que se irritan, se quejan o lloran como una expresión natural de incomodidad. “Y esos son síntomas que nos deben preocupar”, dice el pediatra quien cree que este tema debe ser monitoreado en los controles pediátricos.
“Los profesores somos conscientes de ello y trabajamos mucho en el aula”, dice Garrido, profesora del ciclo infantil (de 3 a 6 años). “Y advertimos a los padres”.
Con información de La Vanguardia