Thu. Aug 29th, 2024

Después de que el Gobierno anunciara un “acuerdo voluntario” para promover “buenas prácticas” en las redes sociales, surgió una gran polémica en torno a una idea: la regulación de las plataformas. Sin embargo, el texto oficial no habla de reglamentossino de medidas más difusas a las que ya suscriben una treintena de países, entre ellos Bélgica, Alemania, Francia y otros países del primer mundo.

En rigor, el anuncio que hizo el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, gira en torno a “Lineamientos centrales para el uso de las redes sociales”. Pero tras su rueda de prensa del martes de esta semana, la oposición y gran parte de los medios interpretaron que el objetivo era “regular”. El propio Béliz salió a aclarar, en una nota publicada en este medio, que esa no era la intención.

“’Redes para el bien común’ es un programa del Consejo Económico y Social (CEyS) que nació a partir de la adhesión de la República Argentina al Pacto por la Información y la Democracia, en junio de 2021. No significa ni siquiera un intento de regular las redes sociales, ni un intento de vulnerar la libertad de expresión y mucho menos subyugar ningún derecho constitucional”, aclaró Béliz.

En un contexto donde las redes sociales son vehículo de todo tipo de contenidos, incluidos desinformación y discurso de odioTiene sentido la declaración de Béliz que se hizo viral: dijo que el objetivo es que frenen “intoxicar el espíritu de nuestra democracia”. Precisamente, la polémica no tardó en hacerse viral.

Facebook, Twitter, Instagram, TikTok: las redes más populares. Foto de Reuters

Sin embargo, las aclaraciones del Gobierno, lejos de esclarecer, plantean más interrogantes: ¿Qué significa, concretamente, pactar un “acuerdo voluntario de buenas prácticas”? ¿Qué países se suman a esta dinámica?

“Tanto por lo que dijo Béliz en su anuncio, como por lo que estrictamente dicen los documentos publicados por el CEyS, el programa parece estar en línea con el buscar acuerdos con los sectores institucionales que participan activamente en la creación y circulación de información en Internet. Desde el sector público hasta entidades privadas, sociedad civil y más”, explicó a Clarín Carolina Martínez Elebi, Licenciada en Comunicación por la Universidad de Buenos Aires.

Experto en el impacto de la tecnología en los derechos humanos, Martínez Elbi advierte lo señalado por varios especialistas: los efectos del pacto no parecen tener mucho alcance.

“El acuerdo se presentó como un ‘compromiso voluntario’ en el que las partes se comprometen a ejercer ‘buenas prácticas’ a la hora de informar y, así, colaborar para reducir la circulación de la desinformación. Esto es, en mi opinión, lo que el CEyS parece estar tratando de promover y en términos prácticos, no parece tener mucho impacto real en lo que realmente va a pasar en las redes sociales. No se habla de control, ni de seguimiento de contenidos, ni de sanciones por lo publicado”, interpreta.

De hecho, son varios los países que se enmarcan en este paradigma de acuerdos para, si no regular, al menos tomar algún tipo de posición respecto al papel de las redes sociales y su responsabilidades en la junta democrática.

“Esta iniciativa del CEyS responde a la firma del Pacto por la Información y la Democracia que hizo el Gobierno Nacional en junio de 2021, al que también firmaron otros. 30 países: Alemania, Argentina, Armenia, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Corea del Sur, Costa Rica, Croacia, Eslovenia, España, Estonia, Francia, Georgia, Grecia, India, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Líbano , Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Senegal, Túnez, Reino Unido y Sudáfrica”, enumera.

“Por eso, este programa no es un caso aislado que presenta Argentina, ni es algo que se pueda asociar a países autoritarios. Parece ser la búsqueda de varios gobiernos para subirse al problema de desinformación desde la búsqueda de compromisos”, interpreta el también director del sitio DHyTecno.

Las “buenas prácticas”: ¿qué son?

Alberto Fernández en el Consejo Económico y Social. A su derecha, Gustavo Beliz. Foto Presidencia

Otro punto que es fuente de interrogantes es Qué entiende el Gobierno por “buenas prácticas”.

“En su comunicado, Béliz mencionó que desde el 2021 se realizan foros de consulta, con representantes de 40 universidadessindicatos, funcionarios públicos, empresas y organizaciones de la sociedad civil”, responde.

Pero reconoce la sensibilidad del tema: “Seguramente definir lo que se considera ‘buena práctica’ en Internet será un tema central de discusión, pero en líneas generales no me parece algo ‘peligroso’ siempre y cuando se mantiene como acuerdos voluntarios y sin sanciones, sin seguimiento, sin control y sin la búsqueda de la censura”, aclara.

Twitter, Facebook, WhatsApp: vehículos de desinformación

“Únete a la conversación”, el lema de Twitter. Foto de Reuters

Las plataformas tienen sus propios sistemas de moderación. Twitter te permite denunciar tuits, ya sea por exponer datos privados o promover discursos de odio. Incluso antes de retuitear un artículo, la red social sugiere leerlo. Estas medidas, muchas veces, no son suficientes y las redes acaban siendo un medio de desinformación al difundir noticias falsas.

“Plataformas globales como Twitter, Facebook o YouTube tienen sus moderadores y esa moderación cada vez era más detallada. en respuesta a las denuncias que estas empresas han recibido de los gobiernos (ya sea el propio Congreso de los Estados Unidos, o el Parlamento de la Unión Europea) ante diversos casos de público conocimiento. Sin embargo, esta pregunta apunta a una cuestión más compleja que tiene que ver con el papel de los moderadores de las propias plataformas, que ya ejercen la moderación de contenidos, en ocasiones incluso con efectos de censura, a partir de la aplicación de mecanismos automatizados (algoritmos) y, a veces, con sus moderadores humanos. Esta moderación va desde el etiquetado de cuentas, bloqueo de cuentas, eliminación de contenido, reducción de la visibilidad del contenido, y más”, explica Martínez Elbi.

En ese sentido, el experto señala que, en definitiva, lo anunciado por Béliz puede no tener efectos inmediatos en nuestras prácticas en las redes sociales, pero sí expresa un problema profundo de las democracias contemporáneas.

“No tendrá muchos efectos visibles en el mundo interconectado en el que vivimos hoy: “En cuanto a esta medida en particular, No veo que sea específicamente una amenaza a la libertad de expresión. en cuanto no expresa ninguna acción obligatoria y no establece sanciones luego de la publicación de algún contenido en particular. Por otro lado, el problema que puede estar atravesando el sistema democrático en el mundo no es algo que se pueda reparar solo con un acuerdo sobre nuestras prácticas en Internet”, cierra.

El texto completo del acuerdo.

Los puntos del “acuerdo” anunciado por Béliz. Foto Argentina.gob.ar

SL

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