Entre 2000 y 2020, la esperanza de vida al nacer de los hombres pasó de 75,9 a 79,6 años y la de las mujeres de 82,7 a 85,1. Cuantos más años de vida, más problemas de salud. Enfermedades de las que solíamos morir, ahora se vuelven crónicas. ¿La consecuencia de esto? Creciente presión sobre los servicios de salud, algo que alcanzó uno de sus picos con la pandemia.
De ahí que la telemedicina sea un sector en claro crecimiento. Salud VDM es una empresa de tecnología emergente que nació en 2016 en Barcelona, España, con el objetivo de aumentar la eficiencia de la actividad médica a través de la tecnología.
“Queremos, con una aplicación, puente entre el médico y el paciente, para aliviar la carga de trabajo del primero y poder tomar decisiones eficaces, y, simultáneamente, cubrir las necesidades del segundo, desde el primer contacto y diagnóstico, hasta el tratamiento y seguimiento de su salud”, explica Jordi Ferrer, uno de sus fundadores.
Esta aplicación está pensada para todo tipo de pacientes, pero es especialmente interesante para los pacientes crónicos y los más delicados o urgentes (como el ejemplo con el que comenzamos este artículo), ya que mejora la interacción entre el paciente y el médico.
Para lograr esto, utilice inteligencia artificial (IA), visión artificial y otros medios avanzados de interacción hombre-máquina. Mientras se trabaja en este software, que ya podríamos estar utilizando dentro de un año, la empresa está ejecutando un proyecto para Medicina personalizada avanzado.
Como funciona
Este sistema cuenta con un motor de inteligencia artificial que permite prescribir medicamentos con total precisión a partir de los datos del paciente, cruzados con un repositorio de datos de medicamentos.
Cuando el médico prescribe un medicamento, se registra en el programa y se estudia si existen efectos adversos, contraindicaciones, interacciones con otros medicamentos e incluso alternativas más favorables para mejorar la prescripción. Una primera versión de este software ya está siendo utilizada por los sistemas de salud de Madrid y la Comunidad Valenciana.
Otra de las aplicaciones de esta startup analiza los datos clínicos del paciente y propone planes dinámicos de alimentación, ejercicio, apoyo emocional y contención de adicciones.
Esto es posible gracias al procesamiento de datos con algoritmos complejos y tecnologías de aprendizaje avanzadas, apoyado también por la cámara del teléfono: con solo mirarnos a la cara, es capaz de detectar niveles de estrés, presión arterial, signos cardíacos e incluso marcadores de presión arterial. COVID-19. En 90 segundos, conoceremos nuestro nivel de bienestar.
En una evolución, esta aplicación formará parte de una más amplia que, gracias también a la inteligencia artificial, emulará las acciones del médico y lo apoyará activamente en sus decisiones (independientemente de su especialidad).
Así, el profesional dispondrá de información precisa y filtrada del paciente para cuando tenga que visitarlo, de forma presencial o electrónica, y podrá ahorrar tiempo, desplazamientos y agilizar trámites para ofrecer un servicio personalizado.
Hace unos meses, la compañía se instaló en DFactory, el clúster industrial y tecnológico que el Consorci de la Zona Franca de Barcelona inauguró recientemente para fomentar la colaboración de empresas de sectores decisivos para la transformación de la industria española. “Haber llegado aquí nos está siendo muy beneficioso porque estamos encontrando puntos comunes de trabajo en supercomputación o impresión 3ddice Ferrero.
Como entrar al sistema
Para formar parte de este hub, el requisito imprescindible es, como explica Pere Navarro, delegado de Estado en el Consorci, “tener relación con la industria, ya sea fabricando directamente o con proyectos vinculados a ella, como los que trabajan con inteligencia artificial, robótica, sensores, impresión 3D… Queremos formar una gran comunidad que tiene que ver con la nueva forma de fabricar”.
Gracias a las empresas que aquí residen, en un par de años, VDM Health podría utilizar su software en una nueva generación de dispositivos inteligentes que conviven y hablan con los pacientes, cuidan sus condiciones de salud y promueven hábitos saludables de acuerdo a sus deseos, en estrecha colaboración con médicos y profesionales sanitarios de todas las especialidades.
“Imagina un espejo inteligente que, al reflejarse en él, nos indique cuál es nuestro estado de salud y nos advierta de posibles problemas”, concluye Ferrer. “O una cama inteligente, que cuando nos tumbamos en ella nos facilita el sueño”, cierra.
Con información de La Vanguardia