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Las regiones boreales de nuestro planeta son tan frías que unos 23 millones de kilómetros cuadrados de suelo en esas áreas siempre están congelados. El cambio climático está derritiendo ese terreno y los científicos advierten que lo que hay debajo podría ser una muy mala noticia.

Los agujeros de permafrost, cada vez más comunes, son solo la cara visible de una amenaza mucho mayor. Un nuevo estudio intenta evaluar las amenazas potenciales que plantea este deshielo masivo y explica que el permafrost, para empezar, libera cantidades masivas de gases de efecto invernadero a la atmósfera, gases que quedaron atrapados en el suelo congelado. Además, advierte de otras amenazas menos obvias, como patógenos que nunca antes habíamos visto e incluso contaminación radiactiva. Los resultados de su estudio se acaban de publicar en la revista Naturaleza Cambio Climático.

“Es importante entender el impacto a medio y largo plazo de un cambio a escala planetaria tan importante como el permafrost”, explica en un Declaración de la ESA Kimberley Miner, científica climática del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y autora principal del estudio. “En este momento podemos predecir un puñado de amenazas que han estado atrapadas durante millones de años, pero aún queda un largo camino por recorrer antes de que podamos predecir exactamente qué sucederá, cuándo y dónde. En este sentido, este tipo de estudios son críticos.

Hay buenas razones para temer que el derretimiento del permafrost introduzca patógenos. El verano pasado, un equipo de científicos descubierto 28 nuevos virus en un glaciar del Tíbet. Estos tipos de microorganismos están tan lejos de la humanidad que nuestros cuerpos a menudo no los reconocen como amenazas. En marzo, los investigadores ellos encontraron una bacteria en las profundidades del océano tan extraña que las células de los mamíferos ni siquiera la reconocieron. El Ártico se está calentando tres veces más rápido que el resto del planeta y, en este momento, comprender los efectos de ese calentamiento es una carrera contra el tiempo para la ciencia.

Imagen aérea del deshielo en el Yukón, Alaska, en 2019
Foto: MARCA RALSTON / AFP (imágenes falsas)

“Sabemos muy poco sobre los organismos extremeños que son capaces de sobrevivir en todo tipo de condiciones durante mucho tiempo y que tienen el potencial de reaparecer”, explica Miner. Estos son microorganismos que han convivido con mamuts y perezosos gigantes y no tenemos idea de lo que pueden hacer en un ecosistema moderno.

La premisa más probable es que una vez que estos microbios se descongelen y despierten de su letargo, se mezclarán con el agua líquida producida por el deshielo y se dispersarán en el medio ambiente. El primer problema que pueden causar es la creación de infecciones resistentes a los antibióticos modernos. Hasta ahora, y según datos de la ESA, más de 100 especies de microorganismos que se encuentran en el permafrost siberiano son resistentes a los antibióticos.

El segundo problema que puede surgir con el deshielo del permafrost es que se liberan productos tóxicos o radiactivos al medio ambiente. La ex Unión Soviética ha estado enterrando sustancias tóxicas y radiactivas en el Ártico al menos desde que comenzaron sus pruebas nucleares en la década de 1950. Hay al menos 100 submarinos nucleares fuera de servicio hundidos en las aguas del mar de Kara y Barents. Varias muestras de hielo, sedimentos, vegetación y suelo en estas regiones ya han dado positivo a contaminantes radiactivos como el plutonio o el cesio.

Todo esto sin contar lo que el deshielo puede hacer a las infraestructuras humanas. El verano pasado, el deshielo del permafrost provocó la ruptura de un tanque que terminó con el derrame de 21.000 toneladas de diésel en el Ártico ruso. A estudio publicado en 2018 advierte que la desintegración del suelo puede afectar a cuatro millones de personas que viven en estas regiones y provocar daños en un tercio de las infraestructuras.

La NASA y la ESA están uniendo fuerzas para promover la colaboración científica para que el día que los responsables de la toma de decisiones tengan que paliar una crisis en esas regiones puedan hacerlo con todos los datos en la mano. Es muy probable que el día que suceda algo malo como consecuencia del deshielo, nuestros políticos lo ignoren o tomen la peor decisión posible sin siquiera mirar los datos científicos al respecto porque eso es lo que hacen los políticos, pero es bueno esperar que haz algo inteligente por una vez.

El informe recién publicado es un recordatorio cauteloso de que el calentamiento global de nuestro planeta es un experimento peligroso y sin precedentes del que no podemos predecir todas sus consecuencias. Las nuevas enfermedades podrían ser la menor de nuestras preocupaciones si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan proliferando. [Nature Climate Change]

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