Tue. Mar 12th, 2024

Todos sabemos el ciclo: sale uno buena versión, luego mala, luego una buena y una mala. Y así sucesivamente desde Windows 95 hasta la actualidad. Si seguimos este parámetro, Ventanas 11, El nuevo sistema operativo (SO) de Microsoft que se lanzará el próximo martes, un gran desafío por delante: desbancar a Windows 10, uno de los mejores de la empresa.

Es una nueva versión del sistema operativo más utilizado en el mundo. Es gratis para quienes tienen una licencia oficial de Windows 10, el SO que lleva seis años en el mercado y que retiene alrededor del 75,8% de la cuota de mercado del resto de Windows (7, 8, Vista, XP).

Aunque sale oficialmente el 5 de octubre, Microsoft habilitó la posibilidad de usarlo en fase beta con un programa para iniciados, que fue el que probó Clarín (y al que puede acceder cualquier usuario con un ordenador compatible -ver aquí-).

A pesar de la interfaz gráfica renovada y el reposicionamiento del menú de inicio hacia el medio (estilo Mac), todavía se siente como un Windows 10 más nuevo: no es un cambio brusco y es fácil de adaptar.

Más allá de formas, hay algunos cambios de fondo: un nuevo administrador de ventanas, panel de widgets y servicios más integrados. ¿Y cómo funcionan estos cambios? ¿Inclina la balanza para dar el salto el próximo martes?

Aquí, lo bueno, lo mejorable y el veredicto sobre si instalarlo o esperar un poco.

Interfaz: un paso por delante

Interfaz renovada de Windows 10, con ventanas con bordes redondeados. Foto de Windows 10

Desde lo visual (UI), Windows 11 es un paso adelante: se ve más moderno, tiene bordes redondeados, nuevos menús y carpetas contextuales y alertas sonoras rediseñadas.

Por supuesto, el elefante en la habitación es el menú de inicio, que está en el medio de la barra de tareas. ¿Cuánto me costó acostumbrarme a esto? Un día: al principio nuestra mirada se dirigió a la esquina inferior izquierda, pero después de un día de uso intensivo, la mirada ya se dirige al centro inferior de la pantalla. Y luego se vuelve totalmente natural (algo que Apple debe haber visto hace mucho tiempo).

Windows 11 movió el menú de inicio a la mitad. Foto Microsoft

Otro cambio positivo es que Microsoft eliminó el “Azulejos en vivo”, esos íconos gigantes en la barra de tareas que se arrastraron desde el catastrófico Windows 8 y que casi nadie usaba.

Por otro lado, es un SO más receptivo y rápido cuando arrastramos ventanas, que tienen un nuevo administrador con formatos predeterminados muy útiles.

Sin duda, Windows 11 parece mucho más actual que su predecesor, hasta el punto de que después de usarlo, Windows 10 tiene el aspecto de algo más antiguo.

Widgets: mucho para mejorar

Widgets de Windows 11. Foto de Windows

Los widgets son pequeñas interfaces visuales que resumen información: el clima, nuestro calendario, correos electrónicos funciones no leídas y otras. Windows 11 trae un conjunto de widgets que operan dentro de un panel similar a lo que hace Google con Discover en los teléfonos Android: una especie de hogar con una barra de búsqueda e intereses relacionados con el usuario.

Si bien tiene características interesantes como la previsión, el problema radica en el talón de Aquiles de Microsoft: el sistema de recomendación de noticias no tiene absolutamente nada que ver con nuestros intereses.

Este es un caso donde el gran competidor de Microsoft aplasta a Windows: las recomendaciones de Google Discover siempre es mucho más preciso, porque funciona en función de nuestra navegación en Google Chrome. En este caso, debemos entrar activamente para decirle a Windows qué intereses tenemos a través de desde un servicio de MSN.

En nuestro caso, aún configurando el feed, Windows no tomó los cambios y seguimos viendo noticias que no eran de nuestro interés (aunque esto probablemente se corregirá fuera de la beta).

Integración de servicios: ¿Teams, Xbox y Android?

Steam y Xbox, las aplicaciones que se probaron en juegos. Ventanas de fotos

Una de las grandes apuestas de Microsoft es aprovechar al máximo Equipos, el “área de trabajo” que logró sacar mucho mercado de Slack y que se utiliza en muchas empresas. Y por esto ahora viene integrado en la barra de tareas por defecto, para poder iniciar más cómodamente una sesión de trabajo o una videollamada (como con Facetime de Apple, o Encontrarse en Chrome OS).

Lo interesante es que además de ser multiplataforma (permite la interacción con usuarios de Android o iOS), el las notificaciones aparecen en la pantalla y es más fácil de responder.

Lo mismo pasa con el servicio Xbox: Microsoft apunta a la integración, ya que su negocio en la industria de los videojuegos pasa por la suscripción a Pase de juego (tu “Netflix de juegos”). Por eso la aplicación Xbox está integrado en el sistema operativo.

Con respecto a rendimiento, Microsoft explicó que mejoraría con tiempos de carga más cortos. Pero en nuestra experiencia, con juegos instalados en un disco de estado sólido (SSD), casi no hubo diferencia con Windows 10: en ambos casos se cargó muy rápido.

Windows 11 está optimizado para portátiles Surface. Foto Microsoft

Una de las funciones más esperadas de Windows 11 es poder ejecutar aplicaciones de Android en el ecosistema del sistema operativo. Esto es muy útil para, por ejemplo, abrir aplicaciones diseñadas de forma nativa para teléfonos, como Instagram, que tiene una pésima experiencia en su versión de escritorio.

Finalmente, el múltiples escritorios siguen siendo los mismos que en Windows 10, una espada de doble filo: muy útil, pero si el usuario está desorganizado puede llevar a un consumo excesivo de memoria RAM (y, por tanto, a una ralentización del ordenador)

¿Vale la pena instalarlo?

En su versión beta, Windows 11 parece ser un sistema operativo sólido. Al probar su versión beta no presentó problemas y todo salió bien, salvo algunas excepciones. El saldo actualizado fue positivo.

Respecto a la noticia, es cierto que algunos ya existen en otros sistemas operativos como Linux (ventanas ajustables con plantillas) y que, si hablamos de diseño, Apple siempre lidera el camino.

Pero Windows 11 trae pequeñas mejoras en la calidad de vida del usuario que, si bien no son radicales, sí generan un uso más cómodo y fluido que impacta en el trabajo del día a día.

La pregunta clave: ¿Vale la pena el salto?

Eso depende. Para los entusiastas que disfrutan mantenerse al día con “lo último”, parece un paso seguro hacia un sistema operativo moderno. Y, después de todo, un poco inevitable en el futuro.

Pero la realidad es que la regla general es esperar un poco para evitar posibles choques (reinicios inesperados, pantalla azul, etc.) que pueden surgir con los primeros meses de vida de un nuevo sistema operativo.

Si tienes en cuenta que Windows 10 tendrá soporte oficial hasta 2025, no parece haber mucha urgencia para actualizar a Windows 11, aunque sin duda sus nuevas funciones son un sólido paso adelante que aún tiene aspectos por pulir.

El diseño de las carpetas también cambió. Blog de Windows de fotos

Clarín probado Windows 11 en una PC de escritorio:

CPU: AMD Ryzen 5 3600X
RAM: 16 GB
Tarjeta de video (GPU): EVGA GeForce RTX 3060 de Nvidia
Resolución: 2K (2560×1440) @ 165Hz SSD
Kingston KC2500

SL

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